¿Compartir o no compartir? Esa es la cuestión.
Una de las lecciones aprendidas durante un par de años de distanciamiento social es que los hábitos de consumo y visitas al ciberespacio cambiaron, en lo cual también influyó la amplia variedad de plataformas y aplicaciones para ofrecer productos o servicios. En este nuevo entorno digital las opiniones y valoraciones de los clientes o usuarios (de forma positiva o negativa) son determinantes para el éxito o fracaso de un negocio.
En nuestra publicación anterior hablamos sobre la importancia de una buena gestión de ORM (Online Reputation Management) y de cómo en DDI hemos sido parte del desarrollo digital en la región, ofreciendo servicios y estrategias digitales para crear una reputación positiva para nuestros clientes.
Ser conscientes de la gestión de ORM es reconocer que los usuarios de internet están más y mejor informados, construyendo y validando opiniones a partir de la información disponible en el vasto mundo digital, comparando e interactuando con distintas fuentes lo cual a su vez encauza la percepción de otros usuarios sobre una marca o persona.
¿Compartir o no compartir? Ese es el dilema
Como hemos mencionado recientemente, en la gestión de la reputación digital existen cuatro puntos de contacto de las audiencias con las marcas, instituciones y personas. Entre estos cuatro elementos está “Lo que se comparte”, lo cual hace referencia al contenido o mensajes que los usuarios comparten de terceros.
Este punto de contacto digital representa una amplificación y validación de lo que se dice. En su forma más simple, este elemento de la reputación, buena o mala, representa la influencia ganada por un mensaje.